Fernando de Miguel (36 años) Madrid
Yo crecí escuchando a Dalida, podría decirse que ella forma parte preferente en la banda sonora de la historia de mis primeros años. En el instituto, en clase de francés, utilizábamos sus grabaciones para acostumbrarnos al sonido de la lengua de nuestros vecinos (ella pronunciaba el francés con un acento muy similar al nuestro). Cuando supe de su triste desaparición reviví algunos momentos de mi infancia y adolescencia en los que ella estuvo presente como música de fondo. Hoy sigo recordando la fantástica historia de la artista que toco el cielo y también de la mujer que no alcanzó la felicidad. Dalida, estés donde estés, gracias por todos los buenos momentos que me regalaste, espero que allí hayas encontrado la paz y el equilibrio que aquí no tuviste.