Amael Vizzuett
Conocí a Dalida en mi adolescencia y me cautivó por su belleza, su voz prodigiosa, su talento, su sinceridad interpretativa: podía ser conmovedora como en "Manuel", dulce como en "Alguna lágrima de lluvia", existencial como en "Todos morimos a los veinte años", bravía como en "Manuela", divertida como en "Tú no tienes muy buen carácter", melancólica como en "¿Qué fue de aquellas flores?", pasional como en "Tu esposa", romántica como en "Gondolero", solidaria como en "Salma Ya Salama". DEsde hace décadas es una amiga muy, muy querida, una camarada que me acompaña cada día en mis labores, una artista cabal, de las que ya no hay, de las que hubo muy pocas en otros tiempos. Para mí, ella sigue entre nosotros, y de cuando en cuando, nos ofrece un nuevo prodigio.